En el Cuadro de Honor
estaba la lista de todos los niños
que se destacaban por sus excelentes calificaciones.
Mi primera maestra se llamaba Delia.
Mi relación con ella era buena
aunque yo era algo retraída y solitaria.
Por mis buenas notas en el colegio tenía que llevar la bandera
en los actos públicos.
No pude hacerlo,
creo que fue porque no podía cargarla; era pesada.
Mi primer libro de lectura se llamaba "Pimpollo".
Mi madre me ayudaba a leer
y se ponía nerviosa cuando no me salían las palabras.
En primer grado formé parte
de lo que se llamaba Cuadro de Honor
por mis buenas calificaciones.
Sabía las letras y los números...
Me aburría mucho esperando que los otros compañeritos
terminaran las tareas.
Estaba perdida entre esas palomitas
que lloraban y no comprendían...
Luego tuve que empezar a leer,
ya no fue tan fácil.
Esos libros dibujaban estambres
con las sílabas
que se desgastaban con mi voz.
Luján Fraix