Notre Dame es una de las catedrales francesas
más antiguas de estilo gótico.
Hoy voy a compartir el té con ustedes
y con esta catedral tan bella y con tanta historia:
Notre Dame,
que me trae muchos recuerdos del libro de Victor Hugo
y de la película,
una muy antigua de 1936 que vi muchas veces:
"El jorobado de Notre Dame"
Ya comentaré de ello en otra oportunidad,
tanto del libro como de aquel film me gustaron mucho.
***
Yo siempre pienso que el libro
es superior a la película
pero bueno ése es otro tema.
Las iglesias a mí me dan mucha paz,
y no soy católica practicante a pesar de haber ido
a colegio de monjas toda la vida.
Me gustan cuando no hay nadie,
cuando el silencio se apodera de mí y me envuelve
cual manto de lirios.
Será que de niña en el colegio íbamos a una capilla.
Teníamos que cruzar un jardín,
la gruta de la virgen
y allí estaba el pequeño y antiguo templo...
en sus bancos brillaba
el nombre de mi bisabuela Melanie
tallado en bronce.
Yo me preguntaba:
¿Por qué?
Mi bisabuela había donado dinero para la iglesia del pueblo
cuando se estaba construyendo
y como homenaje habían dejado su huella
en aquellos añosos bancos
que pasaron a ocupar la capilla del colegio católico
que quedaba detrás de la Iglesia
"Nuestra Señora del Pilar".
Será por eso que tengo una relación especial con las iglesias,
no voy a rezar ni a misa...
pero me dan sosiego al alma,
me transmiten algo especial que va más allá de las palabras
y de las presencias.
Como si yo misma fuera parte de ellas
o estuviera tallada en esas paredes, es algo celestial
que no tiene explicación.
También me viene a la memoria
el sacrificio de una amiga que se pasaba toda la noche sola en la iglesia
rezando por la salud de su hija
que finalmente falleció.
Es triste,
pero a veces... los milagros no llegan.
AQUELLA IGLESIA
"La habitación huele a incienso
y los bancos de la iglesia tienen alma;
mi bisabuela deja su nombre
en el bronce inmaculado..."
La torre mira con ojos serenos
el mundo vasto de alabanzas,
de paz y de piadosos.
El badajo de la campana
suena una y otra vez.
Conoce la libertad, la santidad,
los caminos poblados de vértigos...
La gracia envuelve la noche divina
dejando entrever un epígrafe
que grita sus letras sagradas.
Las luciérnagas brillan...
El horizonte lívido
siente el dolor de partir
y busca las horas de inocencia,
los negros esclavos,
aquellos siglos pasados...
Las palabras
juegan en el indiscreto sopor
que roza los pretéritos tiempos.
Sobre el umbral llora la miseria
con mirada pura y manos de niño,
no guarda tesoro ni vuelo glorioso,
sólo su parpadeo
oscurece los candiles.
Y cuando amanece
los valles aún duermen,
se escuchan los cencerros,
alguien reza...,
y una torre, allá a lo lejos,
hunde su cruz en el cielo.
Luján 2013