De niña, no solamente me gustaba escribir cuentos y poemas sino también obras de teatro. No actuar porque era tímida pero me apasionaba dirigirlas y también darles a cada una su letra. Me enojaba cuando no la repetían como estaba escrita.
Por lo general representábamos a Romeo y Julieta de Shakespeare; era una obra muy romántica y nos gustaba a todas. Después también recreábamos escenas de novelas de la TV o de películas de miedo.
Colocábamos sillas, telones y nuestras madres nos venían a ver. Al final festejábamos con una rica merienda que nosotras mismas preparábamos.
Veo tan lejanos aquellos días; sin embargo, me parece escuchar las risas...