Guillermo Vilas (argentino) debía jugar la final con Ivan Lendl (Checoslovaquia), nº2 del mundo. El 11 de abril de 1982 sobre el piso de ladrillo monegasco, Vilas perdió el primero 6-1 y se recuperó para vencer 7-6 y 6-3, y quedarse con el torneo cuya copa le entregó Grace de Mónaco.
Esa noche en la discoteca Jimmy Z, hubo una fiesta organizada por Regine.
Allí el tenista y la princesa Carolina compartieron la velada. Así se inició una relación que duró apenas unos meses, pues no tenía la aprobación total de la familia real.
Dos días después, Carolina se reunió con Guillermo en París, donde cenaron en un lugar llamado Le Mois. El idilio continuó en los sitios donde jugaba Vilas y hasta se comentó bastante un encuentro de varios días que tuvieron en una isla del Pacífico.
Rainiero y a Grace no les gustaba el romance de una de sus hijas, quien se había separado de Phillipe Junot, su anterior marido.
Pero el 13 de septiembre de ese año la relación se cortó porque en un accidente de tránsito falleció la princesa Grace y se salvó su hija Estefanía. Esta situación llevó a Carolina a una vida más cercana a su padre y a presentarse como la primera dama de Mónaco.
Vilas y Carolina se alejaron y quedó para la historia como uno de los romances más enigmáticos. Fueron cinco meses de amor intenso entre la princesa y el tenista argentino.