Esta pintura me recuerda a mi madre de unos 8 o 10 años
cuidando a su hermano de meses Santiago
en su casa humilde de campo.
Ella lo amaba como a un hijo,
aunque era pequeña ocupaba el lugar de madre
porque siempre fue muy protectora.
El niño falleció
de muerte súbita en su cuna
y ella
lo lloró hasta el fin de sus días.
Solía llevar flores blancas
a su tumba angelada.
Luján Fraix