Dice la leyenda que cuando en 1631 la bella princesa Mumtaz Mahal (1612-1631-luz del palacio) estaba en su lecho de muerte tras no superar el parto de su decimocuarta hija, miró fijamente a los ojos de su esposo Shah Jahan (1592-1666), emperador mongol en la India desde 1628 hasta 1658 para pedirle que cumpliera estos deseos:
"Contrae nupcias nuevamente, sé buen padre,
construye mi tumba y visítala cada año
en el aniversario de mi muerte".
El duelo del emperador se centró en una sola obsesión: construir el mausoleo más hermoso que el mundo hubiera visto jamás, como prueba del infinito cariño a su esposa y para que su nombre perdurara siempre. No hay duda de que lo consiguió. Ubicado en las cercanías de la ciudad de Agra, en el estado de Uttar Pradesh, India, el Taj Mahal esconde en esa sublime combinación de cada una de las piezas de mármol, gemas, piedras preciosas... la huella eterna de esta apasionada historia de amor.