Venus en el arte

El motivo recurrente de la diosa desnuda que representa el amor y la belleza se remonta a los tiempos del paleolítico, con la Venus de Willendorf, descubierta hacia 1890, y al período helénico, con el hallazgo de la célebre estatua de la Venus de Milo, creada alrededor del 100 aC.

Identificada con la diosa griega Afrodita, su figura siempre fue venerada por encarnar el amor y la fertilidad. En muchas representaciones-que suelen recibir el nombre de "Venus anadiómenas"- la diosa aparece emergiendo del mar, ya que, de acuerdo con la mitología, ella nace adulta de las aguas y son las aguas las que renuevan su virginidad. Ya en la antigua Pompeya podía verse un mural del pintor Apeles que la mostraba semidesnuda rodeada de dos cupidos.

En el Renacimiento, Venus se convierte en motivo popular de la pintura y la escultura, Botticelli recibió el encargo de pintar "El nacimiento de Venus" y es tal la hermosura de su interpretación de la diosa- inspirada en Simonetta Vespucci- que no se percibe la desproporción del cuello, ni el extraño modo en que cuelga su brazo izquierdo, rasgos que pueden verse como las libertades que el artista se tomó para acentuar la gracia de su silueta. De mirada ausente, como si huyera del mundo exterior, la diosa de Botticelli es una Venus púdica, que se cubre el cuerpo con las manos.

Hacia 1510 Giorgione representa a una Venus desnuda y recostada pasivamente al aire libre, que marcó una gran innovación en el mundo del arte y en 1525 Tiziano realiza una bella Venus anadiómena.

Diego Velázquez, el pintor más destacado del barroco español, pinta una Venus de gran carga erótica, que se mira en un espejo sostenido por Cupido. El atractivo erótico también está presente en la representación del pintor francés Ingres: una diosa desnuda con una expresión ausente, que emerge rodeada de ángeles.

Muchos otros pintores se han ocupado de su belleza, entre ellos Rubens, Cranach, Bouguereau, Tintoretto, Picasso, Dalí, Botero y la lista continúa.