No lejos de la ciudad
crece la mágica flor, reina del Paraná (río de Argentina).
Muchos son quienes peregrinan
a través de las islas en busca de su belleza.
Cuenta la leyenda aborigen
que una doncella se enamoró de la luna
y se sumergió en el río,
engañada por el reflejo.
No volvió y Tupá la convirtió entonces en irupé,
cuyas hojas tienen la forma
del disco lunar
y siempre miran hacia lo alto,
en procura de su amada.
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