Siempre me sentí niña-grande.
En la escuela me aburría porque veía
a mis compañeros pequeños y aniñados.
No sé...
Sentía como que no necesitaba consejos de nadie
porque yo ya sabía bien
lo que tenía que hacer.
Es por eso que peleaba mucho con mamá,
ella ponía sus límites
y yo creía que no hacían falta.
Para qué?.
A pesar de todo,
la soledad estaba dentro de mí como una hermana
que hacía que buscara refugio
en mis libros.
Hoy me sigue abrazando...
aunque esté rodeada de mucha gente.
Luján Fraix