Felicia Antonia Guadalupe Guerrero y Cueto popularmente conocida como Felicitas Guerrero, fue una adinerada dama porteña, considerada en su época como la "mujer más bella de la República Argentina".
El castillo de Felicitas Guerrero
Felicitas fue hija del matrimonio de Carlos José Guerrero y de Felicitas Cueto y Montes de Oca. A los 16 años se casó con Martín de Álzaga, sobrino nieto del célebre caballero español fusilado en los acontecimientos que siguieron a la Revolución de Mayo. Felicitas imploró a sus padres que no le cedieran su mano a Álzaga a causa de la gran diferencia de edad ( ella 16, él 51), pero su padre se negó y consideró propicia la unión, ya que el futuro esposo poseía varias extensiones de tierras y gran riqueza.
De esa alianza nació un niño llamado Félix de Álzaga
(murió en 1869 debido a la fiebre amarilla)
Vestido de la época
A año siguiente, falleció su esposo y ella perdió a su segundo hijo, un bebé recién nacido llamado Martín de Álzaga Guerrero. Se quedó sola joven, viuda y rica a la edad de 26 años.
Felicitas Guerrero junto a su hijo Félix
escultura realizada por Antonio Pasaglia para la iglesia
erigida en su honor.
Una noche tormentosa fue auxiliada por uno de sus vecinos Samuel Sáenz Valiente, dueño de las tierras linderas. Debido a su amabilidad y excelentes tratos ella se enamoró de él.
El 29 de enero de 1872, Felicitas Guerrero realizó una conmemoración por la inauguración de un puente, al despedirse se encontró repentinamente con un pretendiente que la acechaba desde hacía bastante tiempo y con quien tenía cierta amistad. Ese hombre era Enrique Ocampo, que celoso de la relación que comenzaba ella con Sáenz Valiente con quien pensaba comprometerse en breve, sacó un arma de su bolsillo.
Felicitas trató de escapar pero él le disparó por la espalda, hiriéndola a la altura del homóplato derecho. Luego del terrible accidente él decidió suicidarse según la versión oficial, otras dicen que lo mataron miembros de la familia de ella.
Cristian Demaría encontró los cuerpos y notó que su prima aún vivía. Felicitas agonizó por varias horas y falleció finalmente a la mañana del día 30. Sus restos se encuentran sepultados en el cementerio de "La Recoleta" en Buenos Aires.
Sus padres en su memoria hicieron construir la iglesia
de Santa Felicitas que aún se puede visitar
en Barracas.
Aquí termina la historia y comienza la leyenda.
Se dice que si usted deja un pañuelo en la reja de Santa Felicitas
al atardecer, a la mañana aparecerá húmedo de lágrimas
y que los días 30 de enero se puede ver a una llorosa figura de mujer
vestida de blanco vagando por la iglesia.
Felicitas Guerrero se ha convertido en el fantasma
más famoso de la República Argentina.
Se filmó una película en 2009 dirigida por Teresa Constantini.
Protagonizada por Sabrina Garciarena, Gonzalo Heredia y Luis Brandoni.