Hoy vamos a compartir el té de todos los martes
con la vida
y nuestro mundo interno.
Llegamos a fin de año y es hora de hacer balances.
Todas las personas deberíamos,
en alguna de las tantas estaciones que atravesamos a los largo
de nuestra existencia,
detenernos a firmar un tratado de paz con nosotros mismos.
Todos en algún momento
nos replanteamos nuestra vida,
queremos saber quiénes somos,
qué es lo que queremos ser...
Sea cuando sea esta llamada,
lo importante es que ocurra y que nos motive
para que no nos quedemos solo con lo que nos viene dado.
Hay muchos tipos de meditación,
lo importante es ir encontrando la que mejor se adapte a uno.
Meditar nos permite conocernos
mejor interiormente,
es decir, ver cuáles son nuestros límites,
nuestros miedos y debilidades.
Es importante porque ello te hace sentir positivo
y mejor persona.
El mundo interior es el motor que te impulsa a hacer las cosas que quieres,
caracteriza y gobierna todas tus acciones,
si estás bien por dentro
estarás bien por fuera.
La paz personal genera energía.
El incremento eficaz de la energía física y espiritual
es consecuencia de nuestro descubrimiento
de la paz interior.
MI MUNDO
Descansa la vida plácidamente,
está el surco, el amor promete;
no quiero andar otro sendero,
buscar un espacio diferente.
Soy feliz con este bagaje
donde maduran los soles,
donde se quedan en lívidos pasos
los duendes escribiendo mensajes.
Una estrella mira de lejos,
es mi madre con su destello
que acaricia mi alma ausente:
es latido, llovizna, espejo...
No quiero seguir alguna huella,
ser esclava de impensados sueños,
me quedaré anclada en estos lazos
para ver la triste felicidad
abrigando el nido de mis pobres brazos.
Luján 2014
Las pinturas son de Thomas Kinkade,
Richard E. Miller
y Bárbara Mock