Hélène Béland
Año tras año al llegar el mes de diciembre, muchas personas utilizan la frase "me acostaría el 23 y me levantaría el 2", producto de las emociones-angustia, enojo, nostalgia, malestar-que se activan cuando se acercan las Fiestas de Noche Buena, Navidad y Fin de Año. Al pasar dichas fechas, el individuo comienza gradualmente a recuperar el equilibrio y la estabilidad emocional.
Así lo considera el psicólogo Santiago Gómez, director de Decidir Vivir Mejor y del Centro de Psicología Cognitiva, quien propone repensar:
¿Cuáles son los factores
que más angustian a las personas?
Generalmente, las pérdidas de seres queridos son los que ocupan el primer lugar como causa de angustia y llanto a la hora del brindis. Existen también otros factores que pueden originar el estado de perturbación como: separación de la pareja, pérdida del trabajo, conflictos familiares y otros.
"El estado emocional y la gran sensibilidad
influyen en los pensamientos,
ya que se realiza una atención selectiva porque el foco
está puesto en los recuerdos
y vivencias negativas.
Por lo tanto, un balance saludable
consistiría en rescatar y valorar lo bueno que tenemos,
planteando como nuevos objetivos
lo que no se pudo concretar este año", agrega.
Y sugiere algunos tips para disfrutar: los seres queridos que no están físicamente con uno, están de otra manera, en los recuerdos y vivencias positivas que hemos compartido; agradecer y valorar todo lo que sí tenemos; focalizar la atención en lo positivo; permitirnos estar en contacto con las diferentes emociones, la tristeza y la alegría.