El jazmín, la casona
y un desolado rosal...
paraísos abuelos,
es todo lo que queda.
¿Es todo?
No es verdad,
cien fantasmas azules
mi morada rodean
y ríen
y lloran en mi alma;
caminan
desprovistos de tiempo
con su sangre añosa
en mi vida nueva.
Los espero...
en el umbral de alguna tarde
para sentir
en la dulzura sus abrazos.
Las lluvias del olvido
no apagarán nunca
las estrellas.
Luján 2014