Para ocupar nuestro lugar en el mundo y aprender a disfrutar
de nuestra vida,
es necesario estar dispuesto a emprender el camino
del autodescubrimiento.
Para ello hay que tener presente:
* El que busca encuentra.
Si no estás satisfecho o no te sientes bien,
sal de tu aislamiento y acepta
nuevas miradas.
Concurre a lugares donde puedas aprender
cómo funciona nuestra mente y el poder
que tienen las creencias.
Cambiar puede ser toda una aventura.
* La peor enemiga es la sensación de vergüenza
que acarreamos desde la niñez,
producto del amoldamiento al que fuimos expuestos
por haber sido educados bajo un amor condicional
y por la cual nos desconectamos
de nosotros mismos.
* No hay nada de malo en cada uno.
La vida tiene fe en nosotros, en la capacidad intrínseca
de desarrollarnos y desplegarnos.
Lo único que necesitamos para resurgir
es un clima adecuado,
libre de amenaza.
* El cambio siempre es interior.
Es un proceso que implica tomar conciencia,
aceptar lo que hacemos sin juzgarnos
para después pasar a la acción.
* Es necesario que desarrolles la espiritualidad,
es decir,
tu relación personal con un poder superior
en quien puedas confiar para poder soltar todo aquello
que esté más allá de tu propio control.
Lo que percibimos como defectos de nuestro carácter
no son ni más ni menos que modos
de sobrevivir al entorno.
* Una vez que conectamos nuevamente con la integridad esencial
-nuestro yo auténtico-
tomamos valor y nos damos permiso para ocupar
el verdadero lugar;
el que se corresponde con nuestros talentos personales
y que la vida nos tiene reservados.
El verdadero sitio o propósito no se encuentra,
sino que se descubre.
Es un modo de ser en el mundo
mientras transitamos este viaje existencial
que es la vida preguntándonos a cada paso
el porqué de nuestras decisiones y acciones
y si éstas encarnan en lo cotidiano
con los más altos valores,
de la mano de la mejor compañía que podemos encontrar:
nosotros mismos,
con plena conciencia, experimentando
y sintiendo la unidad con el todo
del cual formamos parte.
Alejandro González Giorgis
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Feliz té de los martes.
Un beso enorme para todos.