Ya estamos en otoño
en Argentina
y si bien todavía no se nota tanto
nos invade ese sosiego
de tan bella, para mí, estación.
Como la primavera es el renacimiento,
el otoño es la paz.
Vuelven aquellas dulces horas
del paisaje gris-oro
a brillar en las tardecitas
donde las cigarras viven su infancia.
el clima nos invita a dar un paseo
para contemplar el verde que todavía sueña,
bajo los aromas,
en las avenidas,
sobre los tejados...
Entre encuentros y despedidas
está la nostalgia
de un tiempo que mira un cielo compartido,
de risas... de adolescencia y madurez.
Abril es verso.
Se esfuma la silueta del viejo caserío
tras un manto de niebla, peregrino, sutil,
y despierta la brisa sobre el dorsal del río,
que entona nostalgioso su romanza de abril.
Un paisaje cenizo desdibuja los prados
y los frágiles sotos, silenciosos y graves,
inclinan diminutos ramilletes morados,
donde amarra el otoño sus oníricas naves.
Todo igual como entonces en la estación de trenes,
el contorno brumoso de los esbeltos pinos,
un eco misterioso que ronda en los andenes
y el aire de nostalgia que invade los caminos.
¡Qué absurdo mi regreso, mi loco devaneo!
no estás en el paisaje de nuestra despedida,
ni en la canción mohina, no en el tenue alboreo;
aquel adiós punzante detuvo nuestra vida.
Y parte en el tren quejoso por los brillantes rieles;
en el cielo moreno, se enciende un fogaril,
y en el andén sombrío, prendido a los dinteles,
agoniza mi sueño en la niebla de abril.
Olga Zorzoli
Feliz tarde del té para todos.
Gracias por seguir acompañándome.
Los quiero.
Luján 2014
Pinturas de William Margetson
y de John Melhuish Strudwich