Hoy el té que vamos a compartir tiene que ver con un tema
que el otro día me dejó ciertas reflexiones
que me gustaría analizar con ustedes.
Los pensamientos positivos.
Muchos amigos me dijeron que no podían tener pensamientos positivos
cuando algo triste les estaba pasando.
Es cierto,
yo los entiendo porque lo he vivido,
soy una persona melancólica y de ver, por lo general, todo gris
pero hay algo que siempre pongo de mí
y es la fuerza de voluntad.
Con voluntad se llega a todas partes.
Pasito a pasito, subiendo los peldaños.
Tener un objetivo y cumplirlo,
sin mirar lo que nos falta. Eso es lo más importante.
La voluntad es la facultad
de hacer o no hacer una cosa,
es el ejercicio de llevar a cabo una intención o determinación.
Buscar perfeccionarse con el estudio es un claro ejemplo de voluntad.
Pese al esfuerzo que conlleva esa decisión,
existe la voluntad de buscar el progreso.
Cuando luego de una jornada laboral,
con cansancio, con sueño,
con pocas ganas...
uno se sienta a medianoche para estudiar,
vemos el ejercicio de la voluntad en plenitud.
Sin voluntad es difícil llegar a la meta,
cumplir los objetivos y lograr lo que nos proponemos
en la vida.
Voluntad es también tratar de sobreponerse a lo inevitable.
Salir adelante
mirando ese sol que brilla con esperanza.
No dejarse vencer por los fracasos,
somos humanos
e imperfectos pero podemos poner lo mejor de nosotros,
aun sin fuerzas, sin alegría...
la vida es una
y depende de nosotros buscar
aquello que nos dé un poco de felicidad,
buscar amor...
y darlo.
Luján 2013
Las pinturas son de Edward Killingworth Johnson