Los pensamientos y creencias "son los anteojos" con los que las personas perciben
e interpretan los hechos de la realidad.
Esto significa que no son las situaciones en sí mismas
las que perturban a los individuos,
sino la forma en que se interpretan.
La terapia cognitiva enseña que, entre un acontecimiento y la respuesta que el sujeto emite,
existen siempre pensamientos.
Esto hace que una misma situación pueda ser interpretada de distintas maneras.
¿En qué consiste el poder del pensamiento?
Los pensamientos tienen el poder de influir sobre el estado de ánimo y las conductas de las personas ya que pueden activar diferentes emociones como la alegría, la ira y el miedo, que pueden surgir con o sin la presencia de un hecho externo.
Las situaciones que en apariencia pueden resultar positivas, lo van a ser o no de acuerdo a la interpretación que cada uno le da a los hechos del exterior, es decir, lo que nos decimos a nosotros mismos va a determinar como nos vamos a sentir y el modo en que vamos a actuar frente a ese hecho.
Es importante enfatizar que no son las situaciones externas las que nos hacen sentir bien o mal, sino lo que pensamos acerca de las mismas.
¿Qué es el optimismo?
El optimismo es una conducta que se aprende, es la visión que uno tiene, de sí mismo, de los otros y del mundo. Tener pensamientos positivos no es ser ingenuo o pretender no ver la realidad, sino que se trata de promover una actitud saludable, resolutiva, frente a las diferentes problemáticas que nos plantea el exterior.
Ser positivo no significa no tener problemas o ver todo "color de rosa", sino que tiene que ver con un estilo o forma de interpretar los hechos de la realidad, centrado en el pensamiento resolutivo, en soluciones.
Los pensamientos positivos estimulan emociones de bienestar, generando una retroalimentación positiva entre lo que pensamos y como nos sentimos.
Pensar de forma positiva se fundamenta en determinados criterios que avalan y justifican dicha manera de pensar acerca de los hechos de la realidad.
La estadística nos muestra que los hechos positivos ocurren en un porcentaje mayor que los negativos. Las situaciones positivas suceden generalmente en primer lugar. No significa que los hechos negativos no ocurran sino que pasan, pero en último lugar. Si fuese al revés, hubiésemos desaparecido como especie humana. Pensar de forma negativa activa las emociones de malestar y perturbación permanente. Los pensamientos positivos, generan emociones de bienestar.
Santiago Gómez
Psicólogo