Enero 2024.
Atrás quedaron los 365 crepúsculos.
Nos esperan otros con renovadas esperanzas, con todo lo bueno que nos merecemos: salud, paz interior, afecto, compañía, sueños e ilusiones, metas por cumplir... y tantas otras cosas.
Pensemos en esa LUZ que está latente en nuestro mundo interno, la que nos da energía para caminar por un sendero libre, siendo parte de ese trayecto, logrando que se abran puertas con nuestras propias llaves, porque somos artífices de un destino. Todo está dentro de nosotros mismos.
Querer mucho para que te quieran,
buscar la ternura en los ojos que nos miran,
sembrar, siempre sembrar... aunque estemos cansados.
Buscar la palabra que sane, el gesto, la transparencia... Ir llevando semillas que otros recogerán para volver cuando el abrazo sea necesario, dejar recuerdos.
Mañana será otro día, tal cual y seremos los mismos: buscaremos lo que nos falta, las carencias, y nos sentaremos a esperar la lluvia para dormirnos.
No soy de festejos pero agradezco; me pasaron cosas y les busco el lado positivo, revivo en algún lugar donde el perdón habita, porque si no soy esa persona no me reconozco.
A veces, me enoja la injusticia y reniego mucho, pero al rato vuelvo sobre mis pasos a ser yo.
Les deseo toda la felicidad del mundo
y EL AMOR porque sin esa LUZ ni siquiera se puede ver el mundo.
Enero 2024.