EL DISFRAZ
La trampa de Ernestina.
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Salvador caminaba entre los gatos, lo seguía Clara Franch.
Había una higuera desnuda y un callejón donde ambos le daban la mano al infinito. La bruma se fundía en el retorno de las cosas dando paso al azul de un cielo prometedor.
Muchos llevaban el corazón abierto, dispuestos a borrar un pasado, los adoquines, los viejos dibujos de algunos seres olvidados.
Y ellos todavía se amaban...
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Ernestina acompañó a los agentes de policía a la casa de Dolores como habían acordado el día anterior. No podía esperar más. ¿Para qué? Había leído la carta de Clara Franch que Guillermo había dejado en la sala de entrada. Aquella copia desdibujaba la letra de una virgen que no era tal, y que luchaba por escapar del martirio y de la furia de los gritos y los golpes, de las escaleras abarrotadas de polvo y del sol que ya no podía ver... (fragmento)
-------------Pintura de Bernard Vercruyce.
Segunda parte de Los gatos del campanario.