Un gatito llamado Lolo se acercó al espejo y se llevó una sorpresa. Allí, en el cristal, veía a un enorme felino: un león.
‒¡No puede ser! ‒dijo Lolo‒. ¡Señor gato! ‒llamó a su hermano mayor que era como un padre para él‒. Mire en el espejo… ¿Qué ve?
‒Nada.
‒¿Cómo nada? Hay un león allí. Tengo miedo.
‒Si eres tú, tonto ‒le dijo el señor gato‒. Y te ves aún más pequeñito de lo que eres.
‒¡No puede ser! Usted me miente. Es malo conmigo, no me quiere. ¿Por qué siempre me hace a un lado, me olvida y trata que me sienta un pobre gato?
‒¡Qué cosas dices!
El señor gato sentía celos de Lolo porque su mamá lo mimaba mucho y lo protegía por ser el más niño. Eso hacía que se alejara de sus hermanos y que estuviera siempre en su falda durmiendo mientras ella tejía…
‒¡Tú me tienes envidia!‒gritó Lolo.
‒Yo no sé lo que es eso‒contestó don gato y se fue por los tejados con la risa fácil y la dicha de haber humillado al pequeñín que se veía grande.
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No dejes que nadie dañe tu autoestima.
Valórate.
-----------------------------De Azul de lluvia-Cuentos para niños mágicos.