Yo no tengo espíritu navideño a pesar de que escribo Cuentos de Navidad. Es que miro estas fechas con otros ojos. Me traen paz al alma, pero también demasiada melancolía. Al sentir tanta alegría afuera, más sola me siento. De todas maneras, busco en el fondo de las cosas los interrogantes y ese sosiego que necesito. Ahora más que nunca.
Este año ha sido duro, no pensé que fuera así. Al final del 2020 puse todas mis esperanzas en que fuera mejor, pero me equivoqué. Ojalá que el que viene me demuestre toda su fortaleza y el cambio que necesitamos, porque se va la vida.
Quiero agradecer a todos los que visitaron el blog que lleva doce años, a quienes desde este sitio compraron mis libros o los descargaron, a los que simplemente leyeron o me dieron una palabra de aliento, de sostén, tan necesaria. A todos por igual, son ángeles a la distancia que con rozar las teclas con la punta de los dedos desparraman amor y eso se siente como una caricia.
Les deseo de corazón que este 2022 sea mejor y que aquello que nos acecha para quitarnos la libertad desaparezca, que podamos sanar por dentro y disfrutar de lo que se nos ha dado. Los quiero un montón. Infinitas gracias por acompañarme tantos años.
Salud, mucha salud, cuídense.
Amor del que todo lo puede.
Felicidades.
2022