En el recuerdo quedó la mirada azul de aquella pionera y su rostro de tiza marcado por el pañuelo gris. Melanie vio su aura en la taza dulce de café, en el naranjal maduro o en el pastel de cumpleaños.
Sintió el aroma de su perfume “Violetta de Parma” impregnado a las paredes de la alcoba, en las cortinas y hasta en el pelo de su perro Michelle.
La abuela francesa---Luján Fraix