La novia camina delante de sus propios pasos. Siente un abrazo de ceniza que precipita la vigilia. Necesita encontrar el vínculo para descorrer el telón que alguien puso delante de sus ojos.
¿Se puede ser tan cruel?
Le gusta caminar la noche cuando el día la condena al exilio. El tiempo descorrió el muro y ahora ella puede recoger sus llaves, abrir puertas, asustar... a quienes la obligaron a quedarse inmóvil del otro lado del camino.
¿Se puede ser tan egoísta?
A nadie le importó aquella soledad de invierno que la dejó en la misma nada, sin abrigo, sola, con los brazos extendidos y el corazón desierto.
La noche del alma es siempre oscura para quien no puede olvidar y Salvador recoge su velo, sin saberlo, por las galerías inmaculadas tratando de sobrevivir a un destino que él mismo eligió... Ya es tarde. Él no sabe que el fin de los tiempos está llegando, aunque lo percibe en cada sonido cargado de relojes que alteran los sentidos, en el amanecer vacío de su cama, en las palabras ásperas y furtivas de su esposa...
Salvador quiere despedirse... ¡No! Lo piensa mejor, se irá por el camino viejo a recoger besos en la descolorida tapia de algún sepulcro angelado. Es parte de la promesa. El aire se torna inerte porque conoce de memoria su sombra interior, el abismo de sus días, la lluvia de sal que cae sobre su cabeza como cortesía de quien no tiene armas para ayudarlo...
La novia escribe una carta con letras temblorosas que alguien leerá cuando llegue el día del juicio final.
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---------------Pasión por Jane Austen, Gabriel García Márquez, Jorge L. Borges, Alejandra Pizarnik, Kate Morton, Isabel Allende, Mario Benedetti, Pablo Neruda, Carlos R. Zafón.