Llega Abril con su gris-oro.
La magia que la tarde nos devuelve es manto de latidos, abrazos a tiempo, serenatas y suspiros.
Necesitamos tanto de la naturaleza con sus brillos sanadores que ya no miramos si es verano o invierno, nos quedamos a la vera de los días con la sabia enseñanza de sus colores.
Somos nuestros propios pasos, los que nos llevaban a la escuela en otros tiempos cuando la vida parecía larga, interminable...
Cuánto camino recorrido, cuánto sol en la cara... son los años contando surcos en las tardes retratadas con su bohemia.
Hoy busco la esperanza entre esas hojas doradas para que me escriba su mejor soneto.
Feliz comienzo.
Cuídense mucho.