El 2 de diciembre 2020 envié una novela a una Editorial de Argentina para ser evaluada. Hace años que suelo dejar manuscritos en diferentes editoriales que aceptan la recepción de novelas inéditas.
Hace más de treinta años que escribo, que me tomé en serio esta vocación, que he estudiado de todo... No para vender y ganar dinero sino para llegar al lector. Por eso no me he dado cuenta que el tiempo ha pasado, porque he disfrutado de cada momento: publicaciones en diarios y revistas, premios, participaciones como jurado en certámenes, etc.
He conocido gente maravillosa: escritores, profesores, lectores... entre ellos Martha Darío (bisnieta del célebre Rubén Darío) y he recibido mensajes cariñosos de otros autores ya consagrados como Viviana Rivero (escritora argentina).
Hoy, después de un camino recorrido, ya no me quedan fuerzas. Se sufre mucho en este medio, tanto, tanto... Cuando las ilusiones saltan a flor de piel llega el cachetazo, pero no el "no podemos publicar tu libro porque no va dentro de nuestro catálogo", sino el silencio, un silencio acompañado de una falta de consideración, una pregunta sin respuesta, un no sin decirlo... Un NO que lastima más que un "puede ser alguna vez".
Sé que muchos dirán "es que no sirves" pues tal vez... pero una palabra cordial no se le niega a nadie, sobre todo cuando se está preguntando algo y solamente recibes SILENCIO y otra vez preguntas y otra vez SILENCIO.
Yo sé que estoy herida y que seguro volveré como lo hago siempre; inventaré una coraza más dura para poder continuar, pero me siento tan desilusionada.
Necesitaba decir esto para poder ir por otro camino, no sé cuál porque los he recorrido todos.
Gracias por estar del otro lado.