Y llegó Febrero...
El tiempo pasa en un soplo y hoy más que nunca nos damos cuenta, rescatamos otros valores que teníamos olvidados un poco: el oxígeno, la naturaleza tan sabia que nos abriga, los sueños que tal vez dejábamos postergados para más adelante...
Caminamos delante de nuestros propios pasos aunque no hacemos más que andar centímetros, contemplando lo único que en verdad vale: los afectos.
Y yo allí, sin vela ni timón, sin puerto.
Hace más de treinta años que persigo un sueño y me he dado cuenta que nunca lo voy a poder alcanzar... Estoy agotada de tanto andar caminos. ¿Qué más puedo hacer?
Me quedo al abrigo de las horas con mi gata Suri leyendo páginas noveladas de Isabel Allende, de Viviana Rivero, de Gabriela Margall... con el deseo de rozar apenas ese Universo que las llevó a brillar tanto. Estoy triste. El calor no es un buen amigo y me detiene... Tal vez, deba irme de algunos lugares comunes que me angustian un poco y me hacen sentir que nunca voy a poder cumplir ni la mitad de aquellas fantasías de niña.
Febrero---quisiera contar una bella noticia, pero todavía falta tiempo.
Un mes más y llega el otoño. Hoy la lluvia se viste de gala en el contorno de mi casa, hay viento y dos pichones de paloma se han quedado solos. Sufro por ellos.
Tengamos esperanza, es lo único que nos queda para seguir buscando metas a corto plazo.
Besos.