Hellen y Adrián se miraban e intercambiaban sonrisas. Parecía un sueño de adolescentes en medio de la lluvia de balas. Ella necesitaba tanto amor como él. Un lazo empezaba a unirse apenas, un hilo invisible que la vida y el destino querían dejar como legado de una guerra imborrable. El hilo de las almas tallado con navaja y nieve, con escombros y piedras, con bengalas.
Era el tiempo que no volvería o que tal vez muriera allí, bajo ese techo helado y con sonido de helicópteros, era la vida una y otra vez que palpitaba dejando estelas de ilusiones inconclusas.
(Fragmento de novela inédita)