Se fue 2020, uno de los años más dolorosos de nuestra vida, imborrable.
De mi parte los más tristes fueron los que partieron mis padres, pero no puedo dejar de sentir empatía por todas las personas que este 2020 nos abandonaron... Fueron muchos, demasiados, y duele tanto.
Deseo salud para todos, serenidad, porque no sabemos qué vendrá, amor de los seres que nos acompañan y generosidad para compartir.
Yo, en especial, espero seguir escribiendo, necesito cumplir mi sueño y voy a perseverar hasta lograrlo porque vengo caminando hace más de treinta años.
En Argentina estamos en verano. Un verano diferente; yo que soy demasiado sensible, pienso y siento tantas cosas: esperanza, soledad interior, luz más allá de mí, la risa que siempre me falta, la vocación que me permite respirar, el asombro que no llega, tu alma, mi alma a la distancia pero cerca... La vida puede darnos tantas sorpresas; hay que vivir el hoy con pasión, con intensidad, con valor...
Si una meta se cumple buscar otra a corto plazo y si no se cumple luchar por ella, insistir... hasta alcanzar tocar el sueño con la punta de los dedos.
Agradezco de corazón a quienes compraron mis libros este año que pasó, fueron más y eso me da muchísima felicidad.
No me gustan los festejos y menos en estos momentos. El amor-en general-es algo profundo y es lo que me abarca en su totalidad. No necesito el afuera, el otro... demasiado ruido. Quien tiene mundo interno me comprende...
Feliz 2021 con salud. Tengamos fe de que todo esto va a cambiar.
Abrazo a quienes están cerca siempre y me leen. Les doy mi cariño porque me cambiaron la vida.