Obras de Abraham Solomon
Nuevamente el invierno
establecía sus cánones
dictando la aspereza de la tarde.
Mi sensación era que las aves
no alcanzarían este cielo
y vivirían muy cerca de las plantas
en las inmediaciones del poniente.
Desde esos bancos desolados
años atrás,
había sentido en un instante
las apariencias que la noche engastara
en aquella tierra desierta.
Hoy descreo de un vasto poderío
sobre los pliegues de la lluvia.
Es que el paisaje contiene,
estrecha la región donde su brisa
volverá a nuestro cuerpo,
pero olvida que una ráfaga intensa
fracasará con los árboles,
tiempo antes del recuerdo
que empezará a nacer.
Raúl García Brarda