Dice la leyenda que cuando en 1631 la bella princesa Mumtaz Mahal (luz del palacio) estaba en su lecho de muerte tras no superar el parto de su decimocuarta hija, miró fijamente a los ojos de su esposo Sha Jahan, emperador mongol en la India desde 1628 hasta 1658 para pedirle que cumpliera estos deseos:
"Contrae nupcias nuevamente, sé buen padre,
construye mi tumba y visítala cada año
en el aniversario de mi muerte".
El duelo del emperador se centró en una sola obsesión: construir el mausoleo más hermoso que el mundo hubiera visto jamás, como prueba del infinito cariño a su esposa y para que su nombre perdurara siempre. No hay duda de que lo consiguió. Ubicado en las cercanías de la ciudad de Agra, en el estado de Uttar Pradesh, India, el Taj Mahal esconde en esa sublime combinación de cada una de las piezas de mármol, gemas, piedras preciosas... la huella eterna de esta apasionada historia de amor.
EL AMOR
Símbolo histórico
que surges de la armonía de la luz
y ejecutas con orgullo y dolor
tus níveas pinceladas de victoria.
Eres un arte
que camina en el espacio de los siglos...
¿hacia dónde vas?.
Todos los senderos te guían a las fronteras,
mientras la celebridad
te devuelve tu tradición intacta.
Te sientes grande, sembrador de futuro,
huésped en las fiestas blancas...,
mago que descansa sin apuro
en algún rincón desierto de amargura.
Viajero cansado de esteros pobres
que respondes con agilidad a la confianza
y que vuelves inerme,
de los sitios más recónditos,
llevando secretos y milagros
entre tu ropaje sin tiempo.
Alcanzar sólo un rumor de tu latido
cuesta toda una vida de recuerdos.
Luján 2013
Poema publicado en mi antología "Amor Verdadero" (2000)