CUARTO COMBATE
Llegué a la capilla deshabitada,
mudo testigo de nuestra esperada unión.
No hizo falta decir nada
Silbaba ululante el viento entre los pinos.
Al despertar, abriré las ventanas
y dejaré escapar el corazón
entre nubes de tul y primaveras.
Trataré de sanar las heridas
buscando otro milagro
en cada lucerna,
en el silencio que quebranta las palabras,
pero la paz llueve lágrimas en el verde de las plantas
y me siento solo.
De pronto... te veo.
Tú vienes rebasando amor en una eternidad velada.
¡Es el fin de la batalla!
L.Fraix
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