George Dunlop Leslie
Hoy me siento herida por una daga invisible,
la vida desde un lugar,
haciendo equilibrio con las palabras,
me dejó sola.
Como un autor que escribe la letra
para algún actor improvisado,
manejó los hilos
de la esperanza
que se desvaneció
dejando un vacío pintado al óleo:
perfecto.
Mi semblante se desdibujó en un momento
guardando la valentía para defender
mi derecho a ser feliz,
mis buenos y sanos sentimientos.
Al rato,
el grito de la luz arrojó las cenizas impensadas,
los principios equivocados,
el espejo de la dicha
que se esfumó por los recodos
incapaz de glorificar
restos de alegría.
Luján 2012