FLAUBERT encerrado en su torre de marfil, vive consagrado a su única religión y a su única política: el arte.
Escribe metódica e incansablemente. Corrige, pule, cincela su prosa, mide sus frases... Se sienta a la mesa al caer la tarde, se levanta de ella para la cena y vuelve a ella después de cenar y sigue elaborando su obra.
Dicen que su ventana iluminada en la noche servía de faro a los marineros que navegaban por el Sena. Escribe con pluma de ganso, que va mojando en un tintero con forma de sapo...