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Los escritores y sus gatos

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Antonio Capel




LOS ESCRITORES Y SUS GATOS

Aunque muchos sostengan que el "flechazo" entre escritores y gatos proviene del carácter solitario, sedentario e idealista de la escritura, creemos que el fundamento de esa singular alianza se explica por la actitud de libertad suprema del felino que podría traducirse:

"Si te hago compañía es porque quiero,
no porque me lo pides."

Escritores y gatos: una alianza entre seres libres...


Charlotte y Emily Brontë:
tuvieron un gato llamado Tiger que jugaba con el pie
de Emily mientras ella escribía.


Alejandro Dumas:
tuvo los gatos Myssouff y Myssouff II
siendo este último de color blanco y negro,
el favorito del escritor,
pese a que se comiera en una ocasión todos los pájaros
exóticos de la casa. 
También tuvo un gato llamado Docteaur.


Charles Dickens:
tuvo una gata llamada William a la que rebautizó
Williamina.


Mark Twain:
tuvo numerosos gatos Apollinaris, Beelzebub, Blatherskite, Búfalo Bill,
Sin, Sour, Mash, Tammany y Zoroaster.


Lord Byron:
tuvo cinco gatos que llegaron a viajar con él.
Entre ellos destacamos a Beppo,
cuyo nombre fue recogido por Borges
para bautizar al suyo, originalmente llamado Pepo.


Edgar A. Poe:
tuvo una gata llamada Catarina que se sentaba frecuentemente en su hombro
mientras él escribía.
La gata le inspiró la obra "The Black Cat".


Víctor Hugo:
tuvo un gato llamado Chanoine.


Hemingway vivía rodeado de gatos y escribió el relato "El gato bajo la lluvia" ( como el de Audrey Hepburn en ("Desayuno con diamantes") del  que dijo García Márquez que era el mejor cuento que había leído en su vida.



Cortázar aparece en las fotos con un gato atigrado en brazos, él con una belleza triste que apuntaba Vallés en la portada de Bellver al otro día el gato con ese gesto solemne y enigmático de todo felino.

"Un escritor sin gato es como un ciego
sin lazarillo"- dice Osvaldo Soriano.


"El día que nací había un gato esperando del otro lado de la puerta..."


En la biografía de Borges, hay algo que llama la atención, es su extremado amor por los gatos. Borges sentía debilidad por Odín y por Beppo. De este último, en particular, contó innumerables anécdotas a lo largo de muchas entrevistas que le hicieron e incluso le dedicó uno de sus más conocidos poemas.



BEPPO

El gato blanco y célibe se mira
en la lúcida luna del espejo
y no puede saber que esa blancura
y esos ojos de oro que no ha visto
nunca en la casa son su propia imagen.
¿Quién le dirá que el otro que lo observa
es apenas un sueño del espejo?
Me digo que esos gatos armoniosos
el de cristal y el de caliente sangre,
son simulacros que concede el tiempo
un arquetipo eterno. Así lo afirma,
sombra también, Plotino en las Ennéadas:
¿De qué Adán anterior al paraíso,
de qué divinidad indescifrable
somos los hombres un espejo roto?

Jorge L. Borges


Mi gata Suri





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