Isabel tenía a menudo esos recuerdos que la atormentaban y la dejaban sin gobierno. ¿Por qué?. Ella vivía en Inglaterra y estaba lejos de ser una traidora. Eso sí se hallaba frente al poder que todo lo destruye y a la ambición que aniquila los cuerpos y las almas.
La joven, por las noches, soñaba que Juana le hablaba:
-Por un ideal debéis morir y dejar tus verdades y leyes. Tal vez, mañana nadie dicte una sentencia. Os dejo el sueño de vencer. En las llamas de la razón encontraréis la caridad y la rebeldía pero también hallaréis aprendizaje. Sois sabia por naturaleza más allá de la miseria y debéis regresar cuando todos hayan partido…
Esas palabras eran mensajes de valor, de soledad, miedo y debilidad. Isabel no podía huir de la tortura de saber que Juana intentaría volver con cada sombra a remover sus cenizas.
Isabel, ¿quería ser una heroína porque se sentía cobarde, una santa porque, tal vez, era una malvada o se moría de ganas de asesinar a alguien porque sabía que no lo haría nunca?.
El sexo era una fuente importante para ella, pero también un castigo fatal frente a las circunstancias de una época tortuosa. Muchas mujeres eran decapitadas cada año por presuntos adulterios.
Auguste la amaba aunque ocupara su tiempo en partidos de naipe en Glamis Castle, en Escocia, o cazara ciervos en los bosques de Windsor. Siempre distante y gélido, con una impaciencia de marido que no busca la felicidad en el hogar sino fuera de él. Isabel se sentía sola y acorralada en ese modesto universo de la aldea de paisanos. Su vida cambiaba cuando iba a trabajar al palacio. Cuando se casó con Auguste Deux abandonó el empleo en Glamis Castle y se instaló en la ostentosa residencia del rey Enrique Vlll y su familia; Auguste era el mensajero privado del monarca.
La joven indiscreta recorría los pasillos y se veía reflejada en el brillo de sus espejos; admiraba los salones de la reina, su cortejo de damas y los amplios jardines con monumentos.
El rey Enrique Vlll parecía un hombre encantador, de extraordinaria inteligencia que amaba la música y los placeres de la vida. De físico atlético, un metro ochenta y cinco de estatura, barba espesa y rubia y piel muy blanca. Sus trajes de finas transparencias lo convertían en el hombre más codiciado de Europa. Estaba casado con Catalina de Aragón que era la viuda de su hermano Arturo. Enrique debió conseguir la dispensa del Papa porque la Iglesia consideraba que un matrimonio en esas condiciones era opuesto a las leyes divinas.
El contrato nupcial se realizó el 11 de junio de 1509 en el oratorio de la iglesia cercana al castillo de Greenwich. Ella tenía veintitrés años y era una inmaculada virgen porque el matrimonio con Arturo, príncipe de Gales e hijo de Enrique Vll e Isabel de Jork, no se había consumado.
La doncella Catalina de Aragón con su corona de oro, zafiros y perlas era la única imagen femenina de Inglaterra.
Al principio de su reinado, Enrique Vlll era partidario fervoroso de la Iglesia Romana y por atacar a Lutero, el Papa lo había distinguido con el título de “defensor de la fe”. Pero esa armonía entre Roma e Inglaterra se deshizo en virtud del nacionalismo inglés agravado por su problema personal. Catalina era hija de los Reyes Católicos, Isabel de Castilla y Fernando de Aragón y tenía tres hermanas mayores: Isabel, Juana y María.
L.Fraix
De-----La NODRIZA esclava (novela histórico-fantástica)
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