Manuela, la protagonista, una mujer que no pudo crecer a pesar de haber formado una familia.
¿Por qué será que las verdades más elementales resultan las más difíciles de comprender?
¿El exceso de razón debilita...?
Ella tenía la sensación de que su cuerpo era completamente vacío y que de él emanaba un aire helado como el que sale de las grutas.
Los miedos la declaraban incapaz de entendimiento y voluntad.
Por ese camino llevó a sus hijas.
¿La capacidad de dar vida te transforma en omnipotente?
El amor adulto es sereno y acompaña a cambiar las cosas equivocadas por las justas.
Manuela acumulaba cenizas y guardaba todos sus miedos para después cuando la conciencia la viera deshojando sus furias.
Las hijas se fueron en busca del amor con la orfandad dibujando brújulas y barriletes: solas, olvidadas... prófugas.
El silencioso GRITO DE MANUELA
Pronto por Editorial Dunken de Buenos Aires.