En el sueño, o tal vez en la vigilia,
he visto o he creído ver el duende del amor.
Cautelosamente vino hacia mí
y con su inconfundible voz
(alegre y melancólica a la vez)
me habló así:
"SOY EL AMOR
El amado amor.
Soy quien hiere, quien lacera el corazón.
Yo soy el que cautiva,
el que hechiza, el que somete...
El que sin concesiones de todo se apodera.
Soy la fuente, desde mi fluye infinito
un caudaloso río de incontenible fervor.
Cuando me hayas visto y mi voz haya penetrado en tu entendimiento
y en tu corazón,
el mundo se hará para ti súbitamente más bello
y oirás el canto de las aguas cristalinas,
verás los colores mágicos del cielo
y percibirás maravillado la increíble variedad de fantasía
que late escondida en los rincones,
en las huertas,
en una esquina cualquiera,
o en el preciado silencio de una tarde.
Cuando mis flechas lleguen a ti
mirarás atento como un centinela
y verás el amor".
Después de decirme esto
se marchó velozmente.
Una tenue lluvia comenzó a caer sobre la tierra.
Y antes de lo previsto
mis ojos me avisaron que el amor
estaba ahí,
muy cerca,
casi pegado AL CORAZÓN DE LA HUMANIDAD.
Gerardo Theyler
"Aunque el tiempo transcurra de prisa,
la Navidad nos deja eternos instantes."