La región francesa de NORMANDÍA esconde una joya de la arquitectura,
la historia y la geografía.
Se trata del MONTE SAINT-MICHEL.
Una formación rocosa que atesora una gran abadía en su cima, rodeada por una pequeña población amurallada. Una de las particularidades de este sitio (que fue un lugar de culto, luego una prisión y también un refugio durante la resistencia francesa) es que si bien se encuentra unido al continente por una pequeña bahía, se transforma en una isla durante las subidas del mar. Fue declarado PATRIMONIO DE LA HUMANIDAD y viven en él unas cuarenta personas.