POEMA I
Vertiente majestuosa,
portadora inagotable
de lunas y sueños,
de brillos y soles.
Alondras vespertinas
de tantos cielos, mares
con el mismo puerto,
encuentro matutino
de ceibos, jazmines
y pensamientos
en el pico repentino
del fino colibrí.
Midamos nuestro tiempo
en el tiempo de un abrazo,
en el beso de la despedida
en la euforia
del reencuentro.
Roberto Benítez